Según explicó el neurocientífico, Juan de los Reyes Aguilar, si, por ejemplo, «andamos mientras hablamos por teléfono, el cerebro va de la conversación a la acción de caminar (y viceversa) en centésimas de segundo». Sin embargo, conducir un coche «requiere mayor capacidad de atención que caminar y cuesta más cambiar el foco de la misma, cuando se compatibiliza con otra acción simultánea. Así, perder la atención al caminar puede suponer un error como un tropiezo o una desorientación, que es recuperable en cuestión de segundos (aunque a la hora de cruzar una calle abierta al tráfico automovilístico, entraña el peligro de ser atropellado), pero perder la atención en la conducción puede suponer un grave accidente con fatales consecuencias», añadió.
También explicó que «la ejecución de la tarea de escribir un mensaje de texto es lenta», por lo que, si se está conduciendo al mismo tiempo, «baja la eficiencia al volante durante los siguientes segundos, perdiéndose el control de la dirección y la velocidad del coche».
Fuente: CNAE